6 de agosto de 2013

Por más sutil o elaborado que sea tu lenguaje, mientras deje una caricia en esa mejilla roja habrá valido la pena. Tendrá valor aquello que escribes cuando tu cuerpo se sienta intimidado ante aquella palabra, te dará escalofríos, luego se te erizara la piel. Querrás comprender que en aquel momento paso algo más allá, algo que la ficción entiende mucho. No entenderás, probablemente porque esa sensación se repite cada vez que lees ese párrafo. Para aquello que no hay palabras, idealizo la sensación, quiero compartirla,  le invento una explicación, miento tal vez, pero así me siento yo. 

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