5 de enero de 2013

A veces me pregunto: ¿Hasta que punto soy yo? ¿Hasta que punto todo lo que pienso, pertenece a mi mente?. Influenciada: sueño. Me voy, me encuentro, me pierdo, me desvanezco, me desvanecen. Me desvanecen los deseos. Ese deseo en particular: vos. Estoy aquí pero te pienso allá, y allá somos. Pero aquí estamos igual que antes, no estamos. Y no soy feliz. Y te lo digo, y te pido que te saques los ojos. Y el insomnio me tiene mal, y entre esta incapacidad de llorar, de poder decir dos palabras sin querer llorar te digo: me doliste los huesos, las venas sangraron, y mi corazón paró de querer, de quererte, y querer otra cosa que no seas vos. Así que sí, estamos jodidos. 
Nadie ha visto el oscurecer de las almas
Nadie se atreve a jurar por un amor
Estamos solos y volvemos a nosotros
Como un sin remedio con la explicación en vano:
porque sí. No pretendemos ir más allá, y volvemos.