Ellos creían que las pocas palabras eran vastas y claras...Creían mal. El todo de lo que hablaban era tan pueril que no dejaba duda de que fuera así. Pero las generaba...era tal como esas respuestas "Como quieras" que significaba todo y a la vez nada. Como siempre me olvida de pensar en mi...Llegaba al fondo del problema y era yo... Yo incapaz de hablar sin llorar las cosas serias porque cada vez que lo intentaba ellos lo tomaban como si fuera cotidiano pero tal vez yo pensaba que era incapaces de tomarlo en serio tan en serio como algo radical sería...a la larga. Antes de morir se dió cuenta de que debía dejar algo escrito, sus ultimas palabras tal vez...Recordó que no era la primera vez que pensaba en el suicidio...Había sido opción hasta tal vez escapatoria de todos los males. No era la primera vez que a su corta edad se le hinchaban los ojos por llorar y nadie preguntaba, como si fuera común ignoraban. Sonará una historia de mierda pero no se puede evitar ser subjetivo...Se podría decir que es mi realidad. Hay que tener valor para hablar o escribir acerca de estas cosas, tabúes para la mayoría de la gente y fuertemente criticados sin ir muy lejos, porque no, no les da. Pensaba para que servirá llegar hasta acá si además de mi valor y mi aceptación necesito la de alguien más, esas personas que no están. Sentir que haces todo para nada y nadie, gente que suele presentarse en los vacíos existenciales, frecuentemente. Se había dado cuenta de que muchas cosas en su vida no eran indispensables, alegrándose por eso...Se sentía atraída por lo abstracto...Por lo que daba placer a sus sentidos. Se preguntaba por qué, pero se respondía a si misma " no hay porque. No hace falta". Sentía casi igual que Sinclair en el libro Demian, sentía la ruptura del niño interior...Al que nadie veía que ya no era más un niño, la desazón de la incomprensión. Anonada por el dolor de cabeza sintió fiebre y un poco de resquemor hacia sus padres. Ellos, incapaces de abrir los ojos ante la realidad tan próxima que se acercaba... Gritaba dentro suyo ¡Abran los ojos! Pero seguía incapaz, casi invalida. De la nada al todo, se dió cuenta que nunca lloraba con esos grandes dolores, que solo derramaba lágrimas a cuenta gotas en las películas en las cuales veía...
Se dió cuenta que solo era un sueño, como suele ser, y que la realidad era y sería su verdad...