10 de julio de 2013


El recuerdo es un puñal, que me permite recordar porque estoy acá y no allá. Porque no somos, siquiera una herida.
No recuerdo la última vez que vi-viví la mañana.
Los desencuentros eternos, la acidez de la palabra.
Infinito puñal, el no querer despertar.
Aquel sueño nos perdió, en el lejano y eterno
cielo rojo de nuestra sangre.
Derrama su líquido cerebral sobre mi cuerpo,
no acaba, le estalla la cabeza.

1 de julio de 2013

And if you're still alive when you're twenty five, shall I kill you like you asked me to

Creo que somos en el fondo muy románticos, llegando a ser trágicos por excelencia. Nos recibimos de doctores en ansiedades largamente transitadas, hoy en día nos rescata el fondo romántico, porque si hubiera sido el vacío trágico estaríamos perdidos. Sin embargo creemos en nosotros, pero la incapacidad de no querer y no poder creer en los demás nos deshilacha como un trapo viejo y absurdo. Los pequeños hilos que nos desatan del mundo nos dejan colgando en un espacio superior innominado, inefable. El no poder decir es tan de nuestra época que si quisiéramos preguntarle a alguien la palabra, probablemente no sabría la respuesta. Quizá mañana la encontremos o tengamos la certeza de haberla perdido en el pasaje-deshilache de nuestro ser.