27 de agosto de 2013

Nadie vendrá a bailar sobre nuestras tumbas, con nosotros.

El tiempo de des-tiempo, destemplo, me deja temblando el frío-calor. La piel pálida, los labios azules, tus uñas color negro, las mías malpintadas. Mi rimel corre sobre mi rostro, tus ojos miran el rimel caer, detienes tu mano en mi rostro, me besas los ojos. Las manos frías rodean mi cuello, me hiendes en tus ojos, los míos se congelan. Todas esas palabras que podrías haber dicho antes, ahora añoran una boca y cuerdas vocales. No sirve de nada decir cuando no están, cuando nadie puede escucharte. Cuando esa persona se encuentra lejos, tal vez muerta.  Es importante aprender a decir en el momento justo, cuando los arrepentimientos acechan, no es justo no dejar escuchar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario