2 de septiembre de 2014

valle de valium

He desvariado tanto este último tiempo, ido de orgasmo en orgasmo, de piel en piel. La plenitud de mujer parece el estado de droga que en lentitud con mis movimientos tiene consciencia de todo lo que es y todo lo que hace en ese mismo instante. Los poros, los nervios, los olores, toda la sinestesia del encuentro, son parte del número dos y el tres, y el cinco. Todo asciende y desciende, y nuestras mentes más allá del vaho y la inercia que nos consume, van separándose para no volver a ser. Se consume el momento en la idea etérea del último suspiro.

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